Pase lo que pase finalmente, durante los meses previos a la consulta desde que se hizo el anuncio de su realización, varios ministros de asuntos exteriores del mundo, presidentes de varios países, así como el presidente de la UE, de la ONU, de la OTAN, y demás organizaciones internacionales, han dado su opinión al respecto de este tema, siendo la gran respuesta mayoritaria que ese es un asunto del Estado español, y que en caso de que Cataluña lograra la independencia, no sería miembro ni de la UE ni del resto de organizaciones, perdiendo así todos los privilegios actuales que tiene por ser parte de España. En este tiempo también se han realizado informes económicos sobre las consecuencias de la independencia catalana, cuyos resultados han sido negativos para ambas partes, porque Cataluña al independizarse sufriría perdidas de las ayudas y subvenciones del Estado y la UE y la marcha de muchas empresas españolas e internacionales de su territorio, y España perdería dinero en forma de impuestos de los catalanes, de comercio entre Cataluña y el resto de zonas de España, y además el aumento de movilizaciones sociales nacionalistas en otras zonas, como el País Vasco, que también comparten ese sentimiento con los catalanes.
He elegido este tema porque tiene que ver con lo que hemos visto en clase sobre la pirámide de las necesidades de Maslow, porque conseguir la independencia del Estado español para algunos catalanes sería una necesidad de estima, por sentirse más catalanes que el resto, para otros de autorrealización, porque les haría felices ser independientes, y a alguno le hará aún más feliz los dineros que se llevará...
Pero también lo he elegido porque las consecuencias económicas tanto de la independencia como de las movilizaciones políticas tienen que ver con el flujo circular de la renta que hemos visto en clase, porque la gente catalana pagaría menos impuestos en relación a los servicios que realizaba antes, pero el gobierno catalán podría dar menos servicios al ver disminuida la cantidad de dinero que tendría que llegarle en forma de impuestos de hogares y empresas como de las ayudas que recibía del Estado español y la UE, y porque las empresas que se quedaran se verían obligadas a disminuir el precio de sus exportaciones y reducir sus importaciones por el aumento de impuestos de aduanas, a aumentar el precio de sus productos en la zona donde no habría ese impuesto (dentro de Cataluña) y podrían tener menos productividad por la falta de nuevos recursos de los que antes podían disponer por menos precio procedentes de España o de Europa.
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