lunes, 8 de junio de 2009

¿QUÉ PRECIO TIENE LA APARIENCIA?


En nuestra vida actual son muchas las cualidades que debemos obtener para estar acorde con las “modas” establecidas en nuestra sociedad y, en otros casos, “para estar más a gusto con nosotros mismos”, o por lo menos es la escusa que muchos nos solemos decir, pero sabemos que en el fondo se esconde otra realidad distinta.

El caso más destacado de nuestro siglo es el aspecto físico, la apariencia externa, algo que en gran mayoría nos preocupa a todos.

Son muchos los recursos que tenemos a mano para poder “alcanzar” ese prototipo de físico que cada cual desearía obtener, como por ejemplo, las famosas dietas, para saber controlar nuestro apetito en diversas ocasiones o los famosos consejos médicos de: hacer 5 comidas al día, priorizar la calidad de las calorías, beber 1,5 litros de agua al día, hacer ejercicio físico diariamente...

Pero seguro que muchos de vosotros estos consejos sois capaces de seguirlos durante un periodo de tiempo determinado sin a haber alcanzado vuestro objetivo, buscando por otras vías la manera más rápida de conseguirlo vuestra propuesta, con ayuda de métodos más “efectivos” o por lo menos, eso es lo que nos intentan decir en su publicidad.


¿Quién no ha pensado alguna vez si algún fármaco le podría ser útil en su labor de modificar su cuerpo o para mejorar su físico destinado a la práctica de algún deporte?

De lo que no somos conscientes es, que los anuncios televisivos que esgrimen "atributos saludables", transmiten una idea distorsionada del significado “saludable”, reduciendo el ideal de belleza al término delgadez.



Dicho término es el causante de dos trastornos psicológicos propios de los países desarrollados que son, la anorexia y la bulimia, trastornos más comunes en chicas, ya que los casos que se dan en chicos, son más escasos. Estos trastornos sienten la necesidad de adelgazar de una manera descontrolada, a diferencia que, la bulimia, se basa en atracones de comida para después vomitarla y la anorexia en una disminución del apetito por comer cada vez menos hasta llegar el punto de no comer absolutamente nada por miedo a engordar.




Y yo os pregunto; ¿Merece la pena poner en riesgo tu propia vida por conseguir algo que en un futuro la sociedad puede volver a cambiar?

Todos sabemos que antiguamente el físico “bonito” era todo lo contrario al de hoy en día y quien sabe si dentro de un tiempo todo vuela a ser como antes o simplemente diferente, pues la sociedad la componemos cada uno de nosotros y somos nosotros los que tenemos el poder de cambiarla.



Personalmente pienso que cada cual ha de saber sus prioridades en esta vida y saber actuar conforme a nuestra opinión frente a todas aquellas “modas” que cada día nos influyen más en nuestra vida personal.