Coincidiendo con la visita del Papa a Barcelona, el pasado domingo 7 de Noviembre, se celebró en Zaragoza una manifestación para reclamar la devolución de los bienes aragoneses depositados en el Museo de Lérida. Como se explica en la publicación virtual de pirineodigital.com, el lema era "Justicia y dignidad: Aragón por la devolución de sus bienes".Los convocantes fueron el alcalde de Bebegal, la alcaldesa de Peralta de Alcofea y el alcalde de Villanueva de Sijena, y a ellos se unieron otros alcaldes de pequeñas localidades de las diócesis de Barbastro-Monzón, exigiendo la devolución de sus 112 obras de arte sacro. También asistieron representantes tanto a nivel local como autonómico de cinco partidos políticos con representación en Aragón (PSOE, PP, IU, CHA y PAR).

Todo comienza cuando, a finales del siglo XIX, el obispo José Meseguer y Costa decide crear un Museo en Lérida, con el fin de que los seminaristas pudieran estudiar las piezas de arte sacro. Para ello, decide recoger obras de las parroquias oscenses, en calidad de depósito. Esto quiere decir que, como el obispo sabía que no podía comprar objetos sagrados, se le prestan a cambio de una ayuda a las parroquias de manera económica. Así, durante el siglo XX se incrementan, mantienen y estudian en Lérida las pinturas y objetos recogidos. Pero en 1995 se restablecen los límites diocesanos, haciéndolos coincidir con los límites provinciales; y por tanto, fieles, párrocos y bienes antes en la diócesis leridana pasan a pertenecer a la diócesis de Barbastro-Monzón, en tierras aragonesas. Cuando se reclaman las 112 obras en depósito en el Museo de Lérida, se entra en un complejo proceso canónico que dictamina que deben volver a Aragón. Sin embargo, el Museu se niega rotundamente a devolverlas apelando a la usucapión (transferencia de la propiedad del patrimonio por su mantenimiento durante más de 6 años según las leyes catalanas), que el estado civil español no reconoce. Desde entonces, se ha mantenido una lucha judicial y eclesiástica por la titularidad de los bienes.
Aunque no nos demos cuenta, la propiedad de estos bienes también tiene una gran repercusión económica: sin contar el incalculable valor de estas obras de arte, su localización en Lérida atrae a la ciudad a amantes del Arte, estudiantes y turistas que, además de pagar la correspondiente entrada al Museu, gastan en servicios, hostelería, restaurantes y comercios de la zona. Está en manos de los aragoneses luchar para conseguir que las obras vuelvan a sus pueblos de origen, que además de verse satisfechos al obtener lo que por justicia les pertenece, atraerían al turismo y al comercio.



