sábado, 2 de abril de 2011

60 minutos, la hora del planeta


Durante 60 minutos, en todos los lugares del mundo, ciudades, monumentos y viviendas se quedaron sin luz el pasado 26 de Marzo. No fue un problema eléctrico, fue una iniciativa voluntaria a favor de la lucha contra el cambio climático y el gasto eléctrico; es la llamada "Hora del planeta". Este evento, promovido por WWF (World Wide Fund for Nature) se lleva celebrando desde 2007, y consiste en el apagón voluntario de las luces y aparatos eléctricos durante una hora el último sábado del mes de Marzo.


Como podemos leer en la página oficial de WWF, en España el acontecimiento tuvo lugar el pasado sábado 26 de Marzo, de 20:30 a 21:30, hora local. Mientras que en 2007, únicamente Sidney apagó sus luces para reclamar acciones contra el cambio climático, este año 2011 el propósito de WWF era conseguir el máximo de participación posible. Por tanto, se anunció durante varias semanas el evento por radio, televisión, prensa e Internet. Los resultados fueron increíbles: según informa Softpedia News, más de 134 países se unieron a la causa. Y dentro de cada uno de estos países, decenas, e incluso centenas, de ciudades participaron en el apagón común.

Pero la iniciativa no era solo a nivel ciudadano. Empresas e instituciones colaboraron también, dejando sus sedes y monumentos emblemáticos a oscuras. La torre Eiffel de París, el Coliseo de Roma, la Ópera de Sidney, el Taj Mahal de Agra ... pero cabe a destacar especialmente el seguimiento que tuvo la propuesta desde España. En europapress. es leemos que nuestro país fue el segundo del mundo con más ciudades inscritas, según datos oficiales del secretario general de WWF España, Juan Carlos del Olmo. Del Olmo ha añadido que en nuestro país participaron un total de 200 colegios, 100 empresas y 190 organizaciones, así como diversas instituciones.


No obstante, el seguimiento no fue igual por parte de todos los ciudadanos y ciudades. En Aragón, según elPeriódico, el efecto fue desigual. Mientras que las fachadas de las sedes zaragozanas de Ibercaja, la CAI, el Corte Inglés, el Paraninfo o la Aljafería permanecían a oscuras, lugares emblemáticos de la ciudad como la Plaza del Pilar o el Paseo de la Independencia continuaban encendidas algunas luces. Muchos paseantes no le dieron importancia al efecto, e incluso algunos afirmaban no estar enterados de que estaba ocurriendo.


La hora del planeta fue un fenómeno de aspectos muy positivos. No solo concienció a ciudadanos de todo el mundo gracias a su efecto visual, sino que además el ahorro energético fue impresionante. En mi opinión, creo que esta muy bien organizar acontecimientos como este por la lucha por el medio ambiente, y me parece impresionante que hubiera un seguimiento tan grande. Sin embargo, considero que debería haber una colaboración más allá de estás propuestas; el ahorro energético debería ser para nosotros algo habitual, que realizasemos mediante pequeños gestos día a día (apagar las luces de las habitaciones, ahorra agua, etc). Son cosas a las que ya deberíamos estar acostumbrados y que, a la larga, contribuyen tanto o más que el fenómeno "la hora del planeta". Todo cuenta para salvar el medio ambiente.


La parte negativa del evento la sufrieron las empresas eléctricas. Mientras que para nuestros bolsillos fue algo bueno, los costes de las empresas se dispararon, puesto que la producción de electricidad supone elevados costes fijos para estas. Para mí, existe una complicada relación oferta-demanda en el caso de la luz. Si consumiesemos menos en nuestros hogares, las empresas bajarían los precios, por lo que nosotros nos veríamos motivados a consumir más. Para mí, no es tanto un problema económico como social; es por eso que se puede considerar un fallo del mercado en tanto que el consumo de la luz es una externalidad negativa en la producción. Además, la electricidad es un bien muy particular y valorado: no existen bienes sustituvos para su consumo, y la situación mundial actual hace difícil que la demanda de la misma descienda. Por tanto, los ciudadanos nos veremos obligados a sufrir una costante inflación referida a los productos eléctricos; cuanto antes empecemos a ahorrar luz, mejor será para nuestros bolsillos y el planeta.


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